Reflexión

La energía en nuestra sociedad: Una sociedad con muchos humos.

Que la energía es un elemento vital en nuestra sociedad es algo innegable. Podríamos pensar y poner muchos ejemplos que lo demuestran. Empezando por el hecho de la no posibilidad de vida en el planeta sin la energía del sol hasta lo cómodo que nos resulta ir de vacaciones a la otra punta del mundo en unas pocas horas de vuelo.
El control de las energías y el uso que hacemos de ellas nos permiten realizar trabajos que facilitan nuestra vida, como por ejemplo, que tengamos luz a cualquier hora del día y casi que en cualquier lugar.
Ahora bien, no toda la energía que utilizamos la obtenemos de la misma fuente ni la usamos para cosas igual de importantes. Y llegados a este punto, es necesario pararse a pensar en las consecuencias que tiene un mal uso de la energía. Pongamos un ejemplo.
Si una persona llega a un hospital muy enfermo y hay que operarlo, el quirófano y los aparatos que allí hay, necesitarán energía eléctrica, una energía limpia según de donde se obtenga.
Esta claro, que en nuestro ejemplo el uso de la energía está justificado. Esa es la primera clave para un buen uso de la energía: no malgastar, y usarla cuando de verdad hace falta.
La siguiente cuestión es saber como hemos obtenido esa energía. Si la obtenemos de fuentes renovables como la energía eólica, podremos mantener nuestra producción de energía sin agotar los recursos y contaminar el planeta. Por el contrario, si solo pensamos en consumir energía, y nos da igual como la obtengamos y que fuentes utilizamos, acabaremos con los recursos en unos años y contaminaremos el planeta gravemente. Por ejemplo, si la electricidad de nuestro quirófano la obtenemos de combustibles fósiles, algún día los agotaremos y los gases de la combustión, como el CO2, contaminarán nuestra atmósfera, favoreciendo el calentamiento global con todos los problemas que ello conlleva.
Por tanto, es necesario usar la energía de forma responsable, sin derrochar y cuidando las fuentes de energías que se usan. En ese sentido, las energías renovables y limpias resultan las más recomendables, si bien es verdad que debemos de investigar para desarrollarlas más, y permitir de esa forma, que se conviertan en energías eficaces, capaces de cubrir las necesidades vitales de nuestra sociedad actual.